NADA SINO LUZ
Nada sino luz.
No detuve mi caballo sino
por coger una rosa roja del
jardín de una cananea que sedujo al caballo
y se encastilló en la luz:
«No entres, no salgas»...
No entré, no salí.
Dijo: ¿Me ves?
Murmuré: Me falta, para saberlo, distinguir
entre viajero y camino,
entre canto y cantor...
Jericó se asentó, como una letra
del alfabeto, sobre su nombre,
y yo me he caído de bruces con el mío
en un cruce de significados...
Soy lo que seré mañana.
No detuve mi caballo sino
por coger una rosa roja del
jardín de una cananea que sedujo al caballo.
Y seguí en busca de mi lugar,
más alto y lejano,
aún más alto y lejano
que mi tiempo.
Mahmud Darwix: No te excuses (La ta'tadiru 'an ma fa'alta), Beirut, Riad El-Rayyes, 2004
Traducción de Luz Gómez García