DB. Mahmud Darwix está considerado el poeta nacional de Palestina. ¿Cuál es su importancia?
Said. Es algo complicado. En primer lugar, Darwix creció en Israel. No era un palestino como la mayoría de los miembros de la OLP. No era de la diáspora. Se quedó en el interior y se convirtió en ciudadano israelí. Sabe perfectamente hebreo, además de árabe. Se le conoció como uno de los primeros, así llamados, “poetas de resistencia”. Lo cual quiere decir que hablaba de temas nacionalistas y, sobre todo, de la afirmación de la identidad palestina. Su poema más famoso se titula “Carnet de identidad”, y comienza: “¡Apunta! Soy árabe”. Es un poema que, de hecho, proviene de la experiencia personal de tener que acudir regularmente a presentarse ante las autoridades israelíes. Hasta 1966, los palestinos de dentro de Israel estaban bajo control militar, así que tenían que presentarse a firmar constantemente. Y él, en una especie de afirmación desafiante, le dice al funcionario: “Apunta que soy árabe”, lo cual casi inadvertidamente se convirtió en el primer verso de un poema.
Más tarde, cuando Darwix dejó Palestina a comienzos de la década de 1970 y vivió en Egipto y luego en Beirut y París, fue un poeta del exilio. [...] Se podría comparar con lo que significó Faiz Ahmed Faiz en la tradición de Asia del Sur [la tradición en urdu]. Darwix mueve a multitudes, a miles de personas, que acuden a escucharle recitar su poesía.
Es un lector voraz, y, pesar de su larga filiación a la OLP, es un hombre bastante solitario, que raramente hace públicas sus posiciones políticas. Es muy cosmopolita en sus gustos y modos. En los últimos veinte años, en los que ha sido tremendamente productivo, ha desarrollado otro tipo de poesía, que yo calificaría de meditativa y lírica. Ha escrito poemas sobre asuntos que van desde Al-Ándalus a los indios nativos americanos, su grave enfermedad y, más recientemente, un última gran oda ―o casida, como se dice en árabe―, titulada Estado de sitio. El poema relata la experiencia de ser sitiado durante la invasión israelí de Cisjordania en la primavera de 2002.
Darwix es un poeta de múltiples dimensiones. Es sin duda un poeta público, pero al mismo tiempo es un poeta enormemente personal y lírico. Para mí, en la escala mundial actual, es sin duda uno de los mejores. Está a la altura de Derek Walcott y Seamus Heaney ―por mencionar dos premios Nobel, uno caribeño y el otro irlandés― en su dominio de la lengua. Darwix logra amalgamar buena parte de la imaginería coránica de un modo secular. No es en absoluto un poeta religioso, pero muchos de sus poemas se modulan con el lenguaje del Corán y de los Evangelios. También tiene influencia de Lorca, de Neruda y de Yevtushenko. Pasó algo de tiempo en Rusia, por lo que conoce bien la literatura de aquel país, y también a algunos de sus poetas más nuevos, como Brodsky.
DB. Usted ha comparado a Darwix con el W. B. Yeats de la primera época.
Said. Sí, por cómo estuvo estrechamente relacionado con la lucha de liberación, por la manera en que Yeats participó en la lucha por la libertad de Irlanda frente al colonialismo británico. Pero Yeats siempre fue muy activo en la vida cultural irlandesa, por ejemplo a través del Abbey Theatre. Fue miembro del parlamento irlandés. Fue una figura pública mayor de lo que Darwix lo ha sido, aunque Darwix sea muy conocido. Pero nunca ha tenido más cargo formal que el de pertenecer, durante un tiempo, al Consejo Nacional Palestino, lo cual no quiere decir mucho.
David Barsamian and Edward Said, Culture and Resistance. Conversations with Edward W. Said, Londres, 2003.
Traducción de Luz Gómez García
22/9/08
Fragmento de “Cultura y resistencia”, por Edward Said y David Barsamian
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