La obra del palestino Mahmud Darwix (1941-2008) se ha difundido en España gracias, en buena medida, a la arabista Luz Gómez García, quien en 2008, y coincidiendo con la muerte del autor, publicó su Poesía escogida (1966- 2005). Sólo un año después, la misma traductora presenta Como la flor del almendro o allende, que muchos leerán como si fuera el testamento de este poeta nacional y, sin embargo, de todos: un poeta en verdad grande que concilia lo personal y lo colectivo, la lucha política y la indagación filosófica, el respeto a su tradición (las fuentes métricas de la poesía árabe) y la apertura experimental a otros modos (la libertad versicular a partir del surrealismo). Sin la mediación de su muerte, este volumen no sería leído como un registro moral de últimas voluntades, o no más que sus anteriores libros, con los que concuerda absolutamente. Hay en él algunas recurrencias típicas de Darwix; así, el discurso sobre el exilio y la idea de una patria inscrita en el equipaje del nómada: al cabo, el exilio es la casa. También una reflexión sobre la identidad, que no es lo recibido en el nacimiento, sino el proceso de construcción de un yo en el que cabe el mundo exterior, pues el poeta pertenece “a la pregunta de la víctima”. Ni fortaleza ni foso, esa identidad es incompatible con el ensimismamiento, lo que estructuralmente se corresponde con una disposición dramática o dialogada de algunos poemas. En los momentos de mayor intensidad, las cavilaciones acerca de la historia acaban convertidas en una interrogación por la capacidad de la palabra, tan precaria y volátil, para decir la cosa (“Para describir la flor del almendro”). Todo el libro es expresión de un sentimiento que circula del interior a lo ajeno antes de volver al origen, a veces en forma de letanía o de salmodia: “Tú que te duermes contando estrellas, piensa en los otros / (hay quien no halla dónde dormir) // Tú que te liberas con las metáforas, piensa en los otros / (los que han perdido su derecho a la palabra) // Tú que piensas en los otros lejanos, piensa en ti”.
El País, 7/11/09 Mahmud Darwish
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