No están del todo equivocados, pues al que ven sobre este puente no es el de hace tan sólo unos instantes, alguien ansioso por su cita con la tierra de las grandes y las pequeñas historias, envuelto en sí mismo como una col o una cebolla sin pelar. Ahora el soldado o la soldado te pelan sin contemplaciones. Son dueños de ordenar o de prohibir: Descálzate. Quítate el reloj. Y el cinturón. Y las gafas. Entra en la máquina. La máquina suena, vuelves a repetir y vuelve a sonar. Te someten a un registro manual y dan con lo que hace que suene: una lujosa pluma. La desmontan y lo único que encuentran es tinta negra: La próxima vez, sácate la pluma del bolsillo. Dices: La próxima vez no traeré una pluma como ésta.
Mahmud Darwix: En presencia de la ausencia (Fi hadrat al-giyab, Beirut, Riad El-Rayyes, 2006)
Traducción de Luz Gómez García
1 comentario:
A mí, en ese puente me entró un escalofrío profundo al recordar aquellos que lo pasaron a pie y expulsados (luego, en el control, me retuvieron nueves horas).
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