A Mahmud Darwish
Quizá andes por ahí,
observando de lejos cuanto ocurre,
y silencioso como un dios
decidas no intervenir...
Quizá pienses que la poesía
es una pérdida de tiempo:
la eternidad no se captura con la lengua...
y la “muerte” después de la muerte
no se llama muerte:
a la lengua le faltan algunas palabras
y sentidos a las palabras,
no significan todo...
Quizá observes el mundo desde lejos,
abalanzándose sobre sí mismo
y devorándose...
Quizá pienses:
¿Cómo es posible que las gentes de esta tierra
no se den cuenta de que son ellos su enemigo,
todos ellos?
¿No te sorprendes de tu verso:
“Sobre esta tierra hay por qué vivir”?
Quizá
desesperado de este mundo
todo te sea indiferente:
tú cumpliste de sobra...
tienes derecho a retirarte.
Quizá
de vez en cuando
(o eso nos gusta creer)
la nostalgia te pilla por sorpresa...
Y decides ser una brisa
que corre, por completo libre,
del Carmelo a Beirut.
Quizá a veces
(o eso nos gusta imaginar)
escribes un poema
y nos lo envías
con los rayos del sol.
Traducción de Luz Gómez
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