Seremos un pueblo, si es que queremos, cuando aprendamos que no somos ángeles, y que el mal no es privativo de los demás.
Seremos un pueblo cuando no entonemos una oración de gracias a la patria sagrada cada vez que el pobre halle qué cenar...
Seremos un pueblo cuando insultemos al sultán y su valido sin que se nos lleve a juicio.
Seremos un pueblo cuando un poeta pinte el erotismo del vientre de una bailarina.
Seremos un pueblo cuando olvidemos los dictados de la tribu... cuando el individuo se dé a los pequeños detalles.
Seremos un pueblo cuando un escritor mire a las estrellas y no diga: Nuestro país es más alto ¡y más hermoso!
Seremos un pueblo cuando la policía de costumbres proteja a adúlteras y hetairas de ser golpeadas brutalmente en las calles.
Seremos un pueblo cuando el palestino se acuerde de su bandera sólo en los estadios, en los concursos de belleza y el día de la Nakba. Nada más.
Seremos un pueblo, si es que queremos, cuando al cantante se le permita entonar una aleya de la azora “El Clemente” en una boda mixta.
Seremos un pueblo cuando respetemos los aciertos, ¡y respetemos los errores!
De La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008)
Traducción de Luz Gómez García
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1 comentario:
Acabo de descubrir tu blogger y me he sorprendido... me ha encantado.
Me encuentro bajo los efectos de la desgraciada muerte de Darwis y releyendo su obra. La traducción de "El fénix mortal" me parece auténtica, sinceramente.
¡Interesante fotografía del Beirut en guerra! Poema realista... ¡enshalla!
Rosa
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