1/11/10

Rutina

Bajas presiones. Viento del noroeste, chubascos intensos. Mar gris rizada. Cipreses altos. La operación Nubes de Otoño ha dejado treinta caídos al norte de Gaza, entre ellos dos mujeres que se manifestaban por un trozo de esperanza para las mujeres. Cielo despejado. Mar en calma, azul. Viento del norte. Buena visibilidad. Pero Nubes de Otoño —un sobrenombre del asesinato— ha dado cuenta de una familia de diecisiete vidas... los noticiarios buscan sus nombres bajo los escombros. Aparte de eso, la vida anormal parece rutinariamente normal. El demonio sigue alardeando de sus viejas diferencias con Dios. Las criaturas, si se despiertan con vida, siguen siendo capaces de decir: Buenos días. Y se van a su quehacer diario: el funeral por los caídos. No saben si volverán sanos y salvos a las casas que quedan, cercadas por buldózers, tanques y cipreses partidos. La vida es tan poca cosa que no parece sino el borrador de un deseo inconfesable: disfrutar de la seguridad de la cueva en igualdad de condiciones que el chacal. Pero además se nos exige una ardua tarea: que hagamos de intermediarios entre Dios y el demonio, para que pacten una corta tregua que nos permita enterrar a los nuestros.

Mahmud Darwix: La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008)

Traducción de Luz Gómez García

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