20/5/11

La víctima troyana

La lotofagia no te ha trastornado con el dulce sabor del olvido. Ellos salieron indemnes de su mitología, mientras que tú y los tuyos, sin mayores pertrechos, os adentrabais en el desierto. Conoces muy bien lo que has dejado atrás: un pasado del que no queda registro en las epopeyas, a unos nuevos troyanos de los que sólo se cuenta lo que dicen sus enemigos. Pero ellos no raptaron a Helena ni causaron la guerra. Eran buena gente que vivía en paz, sin más pecado que el de haber nacido en unas laderas que, al parecer, eran peldaños hacia Dios. Eran valientes que carecían de espadas, generosos sin ostentación, que se vinieron abajo ante los tanques y se desperdigaron en todas direcciones, sin perder la fe en que la herida de la historia se cura.

Y tú ¿quién eres en esta historia? ¿Un poeta troyano que se salvó de la matanza para contar lo ocurrido? ¿O una mezcla de troyano y griego que se extravió en el camino de vuelta? La fascinación por la mitología decanta tu elección de las metáforas... Coge aquello que sirva para que la epopeya tenga otro final, en el que quepa la voz perdida de la víctima troyana. Coge aquello que sirva para que la victoria de los griegos no fuerce a los jóvenes a embarcarse en batallas en las que envejezcan con la dualidad casa/camino.

Mahmud Darwix: En presencia de la ausencia (Fi hadrat al-giyab, Beirut, Riad El-Rayyes, 2006)

Traducción de Luz Gómez García

10/5/11

Con su ausencia formé su imagen

Con su ausencia formé su imagen: en lo terrenal nace
lo celestial oculto. Aquí estoy, midiendo
con las muallaqas de los yahilíes la distancia... y la ausencia es
la medida, la medida. Para cada rima he levantado
una jaima. Para cada cosa expuesta al viento
una rima. La ausencia me enseña su lección: «De no haber sido
por el espejismo, no habrías resistido...» En el vacío,
extraje una letra de antiguos alfabetos
y me apoyé en la ausencia. ¿Quién soy después
de la visita? ¿Un pájaro o un transeúnte entre símbolos
y vendedores de recuerdos? Como un resto arqueológico,
como un espectro infiltrado de Jebús, me dije:
Vayamos a las siete colinas. Dejé
mi máscara sobre una piedra y eché a andar como caminan
los soñadores, guiado por mi sueño. Salté de una luna
a otra. Aquí hay inconsciente de sobra
para que los objetos se liberen de su historia. Hay
historia de sobra para que el inconsciente se libere
de su mirach. «Llévame a nuestros años
primeros» —me dijo mi primera novia—. «Deja
la ventana abierta para que el gorrión entre
en tu sueño...» Me despierto y no hay ciudad
en la ciudad. No hay «aquí» sino «allí». No hay
allí salvo aquí. De no haber sido por el espejismo
no habría ido a las siete colinas...
¡De no haber sido por el espejismo!

Mahmud Darwix: No te excuses (La ta'tadiru 'an ma fa'alta), Beirut, Riad El-Rayyes, 2004

Traducción de Luz Gómez García

Leído en Como dijo el poeta por Wole Soyinka.
Y en memoria de la Nakba, que se conmemora el próximo domingo, 15 de mayo. Año 63 de la Desposesión.