20/5/11

La víctima troyana

La lotofagia no te ha trastornado con el dulce sabor del olvido. Ellos salieron indemnes de su mitología, mientras que tú y los tuyos, sin mayores pertrechos, os adentrabais en el desierto. Conoces muy bien lo que has dejado atrás: un pasado del que no queda registro en las epopeyas, a unos nuevos troyanos de los que sólo se cuenta lo que dicen sus enemigos. Pero ellos no raptaron a Helena ni causaron la guerra. Eran buena gente que vivía en paz, sin más pecado que el de haber nacido en unas laderas que, al parecer, eran peldaños hacia Dios. Eran valientes que carecían de espadas, generosos sin ostentación, que se vinieron abajo ante los tanques y se desperdigaron en todas direcciones, sin perder la fe en que la herida de la historia se cura.

Y tú ¿quién eres en esta historia? ¿Un poeta troyano que se salvó de la matanza para contar lo ocurrido? ¿O una mezcla de troyano y griego que se extravió en el camino de vuelta? La fascinación por la mitología decanta tu elección de las metáforas... Coge aquello que sirva para que la epopeya tenga otro final, en el que quepa la voz perdida de la víctima troyana. Coge aquello que sirva para que la victoria de los griegos no fuerce a los jóvenes a embarcarse en batallas en las que envejezcan con la dualidad casa/camino.

Mahmud Darwix: En presencia de la ausencia (Fi hadrat al-giyab, Beirut, Riad El-Rayyes, 2006)

Traducción de Luz Gómez García

2 comentarios:

Jorge dijo...

Increiblemente bello y tan adecuado! Qué pena no haber conocido a Mahmud antes!

Jorge dijo...

“…Y marcharon enseguida y se encontraron con los Lotófagos. Éstos no decidieron matar a nuestros compañeros, sino que les dieron a comer loto, y el que de ellos comía el dulce fruto del loto ya no quería volver a informarnos ni regresar, sino que preferían quedarse allí con los Lotófagos, arrancando loto, y olvidándose del regreso…” Odisea, Canto IX
Mil cosas y otras mil hay peores que la muerte.
Saludos
Jorge