5/4/09

Un tiempo fraudulento

En el que nadie llega puntual. En el que la espera se parece a estar sentado sobre una chapa que quema... Él retrasa veinte minutos las agujas de su reloj. Es su forma de sobrellevar el fastidio de la espera, de olvidarse del asunto. Pero desde que ha engañado al tiempo, ya no llega nunca puntual. Se sienta sobre la maleta en la estación y espera un tren que no llega, sin darse cuenta de que el tren ha pasado a su hora, y que es él quien ha llegado tarde. Fastidiado, se vuelve a casa. Abre la maleta y pone cada cosa en su cajón, como quien vuelve de viaje. Masculla con enojo: ¿Por qué no respetan la hora? Y cuando la muerte llama a su puerta pidiendo permiso para entrar, la reprende: ¿Por qué llegas veinte minutos antes? Se esconde en el baño. Y no le abre, ¡como si estuviera muerto en el baño!

De La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008)

Traducción de Luz Gómez García

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