17/7/09

No ha venido

No ha venido, me digo, ni vendrá... Así que
recompongo la noche a tenor de mi decepción
y su ausencia:
apago las velas,
enciendo la luz,
me bebo su copa de vino, la rompo,
cambio los vibrantes violines
por melodías persas.
Me digo: No vendrá. Me quito la corbata
elegida para la ocasión (así estoy más a gusto)
y me pongo un pijama azul. Ando descalzo
si quiero. Me siento tranquilamente a la turca
en su butaca y la olvido
y olvido cuanto guarda relación con la ausencia /
Han vuelto a los cajones los objetos de nuestra fiesta,
abro cortinas y ventanas.
En mi cuerpo no hay más secreto ante la noche que
lo esperado y lo perdido...
Me río de mi tontería de purificar el aire por ella
(lo había perfumado con agua de rosas y azahar).
No vendrá... Coloco la orquídea
a la izquierda en venganza
por haberse olvidado de mí...
Tapo con un abrigo el espejo de la pared para no ver
reflejada su foto... pero me arrepiento /
Me digo: Olvídate de los préstamos
de la poesía clásica, ella no se merece
un poema, ni siquiera robado...
Y me olvido de ella. Ceno de pie,
leo algo sobre planetas lejanos
en un libro de texto,
y escribo, para olvidar el daño, un poema,
¡este poema!

De Como la flor del almendro o allende (Ka-zahr al-lauz au abd, Beirut, Riad El-Rayyes, 2005)

Traducción de Luz Gómez García

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