Jamel-Eddine Bencheikh, una de las grandes figuras intelectuales del Mágreb, traza un breve retrato de la figura de Darwix. Se publicó en la revista Letras libres (enero 2000).
Expulsado de su tierra, Darwix ha cruzado todas las fronteras para abrirse al mundo en su poema, de Moscú a Nueva York y de Grecia a China. Sueña con Cartago y con Andalucía. Se ha inspirado en las tragedias de Esquilo. Ha preferido a Sófocles a Imru’ al-Qays. Se ha conmovido con el martirio de Cristo. Ha recitado la Biblia y el Corán. Ha pronunciado el discurso del indio americano. Ha respondido a la llamada de todas las voces. Maiakovski, García Lorca, Cavafis acompañan sus pasos; Éluard y Aragon, su ensueño. Su lengua traza la historia y el presente, lo imaginario y lo real; se libera para vehicular los mitos, para expresar el amor y el sufrimiento. No transforma el lenguaje: deja que discurra, tan prometedor como el despuntar del alba, tan amargo como un crepúsculo.
15/7/08
Semblanza, por Jamel-Eddine Bencheikh
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