Poeta épico, pero más aún civil, su poesía imanta tanto como sorprende, porque su poética se opone al engaño de las ideas agotadas y reclama para sí misma un espacio libre en el sentido político y real [...]
Escritura plural, la suya mantiene en su evolución un rígido principio de unidad que tiene su origen en la lengua: «no soy —dice— sino mi lengua./Soy lo que dijeron las palabras». Y, aunque reconoce vivir «en un tiempo de prosa», no renuncia a la búsqueda de lo que llama «el significado total» [...]
Lo que Darwix busca es «sentido y visión». Lo que le lleva a reflexionar sobre la arquitectura mental y metafísica del tiempo y a afirmar que «No hay mañana/en el ayer», y que, como nuestra identidad, nos movemos «entre el verbo y el signo» [...]
El universo poético de Darwix aparece objetivado en el tal vez mejor de sus muestrarios: sus dos vertientes —la titánica y la doméstica— están, ambas, igual de bien representadas aquí, como lo está también el virtuosismo de su autor y su concepto de la obra no tanto en proceso como en tránsito, que explica toda su exigente evolución. Quienes admiran sólo lo monocorde —que no siempre coincide con lo unitario— no admiten ni esta riqueza ni esta variedad. Pero la obra de Darwix la tiene, y eso la constituye y la distingue.
ABC, 26/04/08
Texto completo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario